Las hojuelas de Semana Santa son frutas de sartén, una de esas recetas ubicuas con fórmulas parecidas en multitud de zonas; esta receta en concreto es manchega, pero se asemeja a muchas otras.
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Índice
Las hojuelas y su devenir
Dice la Real Academia de las hojuelas:
Del dim. de hoja; lat. foliŏla, pl. n. de foliŏlum.
- f. Fruta de sartén, muy extendida y delgada.
- f. Pasta de harina, a la que se añaden huevos y azúcar o sal, hecha en diferentes formas, y frita después en manteca o aceite.
Creo que fruta de sartén es uno de mis conceptos culinarios favoritos.
- Tiene razón la RAE cuando dice que la pasta es de harina con diversos aditamentos. Hay tantas variaciones de la fórmula como zonas en España, por ejemplo, aquí tenéis una versión que lleva nata en la masa.
- En cuanto a la forma de cortar las hojuelas, también es variadísima; va de la romboidal a las tiras de masa, pasando por la flor arrugada de esta versión que replico y por perfiles totalmente irregulares, como el de las emparentadas orellas de Entroido o Carnaval.
- El recetario sefardí tiene una preciosa interpretación también en forma de flor, que se hace enrollando tiras de masa al freírlas. Hay quien sostiene que los buñuelos y las masas fritas tienen precisamente origen sefardí.
- Todas las masas fritas sin impulsor de ningún tipo que las haga ahuecar, más allá de los propios huevos, se parecen entre sí; estas hojuelas de Semana Santa están inequívocamente emparentadas con los florones de Carnaval, sin ir más lejos.
- Las hojuelas han dado lugar a la expresión miel sobre hojuelas:
expr. coloq. U. para expresar que una cosa añade a otra nuevo realce o atractivo.
La receta de las hojuelas de Semana Santa
- Pues tras lo dicho anteriormente, la masa tiene poco misterio. Debe quedar blandita y adherente, pero no pegajosa; es posible que haya que ajustar algo la harina, por eso doy una horquilla, pues cada harina tiene una capacidad de absorción de líquidos distinta.
- Las hojuelas solo tienen el inconveniente de la fritura, que a muchos echa para atrás. No seáis vagos ni comodones, puñeta.
- La mayor dificultad está en el enroscado de la masa en la sartén; hay que ser rápido y enroscar la masa en el mango de algún utensilio (mira el vídeo) en cuanto pones la oblea en el aceite, antes de que se ponga tiesa por la fritura. Si esperas demasiado no podrás conseguir que se enrosque.
- ¿Que te parece difícil hacer la forma de flor? Pues no la hagas, puedes freír las hojuelas como hojas lisas, sin más, y están igual de buenas.
- El mango del utensilio no debe ser muy liso (de metal no sirve), porque la masa se debe poder agarrar lo suficiente a él sin que la perfore, que es muy fina.
- Tened en cuenta que la masa no lleva azúcar, por lo que siempre es necesario endulzar las hojuelas al servirlas con azúcar o con miel. No soy muy aficionada a la miel, pero a estas hojuelas les sienta como un guante.
Vídeo: cómo se hacen las hojuelas de Semana Santa
En 2 minutillos:
El magnífico robot con el que preparo la masa es el Magimix Cook Expert
Antes de ponerte manos a la obra:
- lee la receta completa o mira el vídeo,
- asegúrate de que tienes todo lo que necesitas y
- entiende el proceso.
Dificultad: la de conseguir la consistencia adecuada de la masa, estirarla muy fina y enroscarla rápidamente en la sartén al freír las hojuelas.
- 4 huevos medianos
- 120 ml de anís dulce
- 85 g de aceite de girasol
- 620-640 g de harina corriente
- Aceite de oliva suave o de girasol para freír
- Miel o azúcar glas para servir
- Pesa y mide todos los ingredientes.
- Mezcla los líquidos.
- Añade la harina en varias tandas, hasta obtener una masa consistente que podamos extender con rodillo; debe ser blandita y adherente, pero no pegajosa.
- Envuelve en plástico y deja reposar una hora como mínimo, no hace falta que sea en nevera.
- Para formar las hojuelas, pesa porciones de 40 g; enharina bien la mesa y el rodillo y estira la masa hasta dejarla muy finita, de 1 mm (debe transparentarse un poco). Deben salir obleas de unos 20 cm de diámetro.
- Llena con aceite abundante (debe cubrir por lo menos hasta la mitad de la hojuela) una sartén del mismo diámetro; calienta a fuego medio-alto (175º-180º).
- Para hacer la peculiar forma de estas hojuelas, posa en el aceite una lámina de masa sacudida de la harina y, de inmediato, coloca algún utensilio en el centro que te permita enroscarla, como se ve en el vídeo, y gira la masa arrugándola sobre sí misma.
- Dora por una cara, dale la vuelta y dora la cara opuesta un minuto. Saca la hojuela a una fuente con papel de cocina para absorber el exceso de grasa.
- Procede de esta manera hasta acabar toda la masa y tener un montón de preciosas hojuelas.
- Antes de servir, espolvorea de azúcar glas o riega con miel diluida con un poco de agua.
Dudas y consejos sobre las hojuelas
- —¿Por qué das una cantidad variable de harina?— Porque las abuelas tenían toda la razón cuando decían de las masas de harina, la que admita, cada vez estoy más convencida. La cantidad de líquido que absorbe cada harina es distinta y es más que posible que haya que ajustar.
- —¿Hay alguna forma de hacer las hojuelas sin usar aceite?—¿Ves esas burbujitas en la masa? Solo se consiguen friéndola, la gracia está en que son una masa frita. Tómate solo una hojuela.
- —¿No quedan demasiado grasientas?— Si las fríes a la temperatura adecuada y no permanecen mucho tiempo en el aceite, no.
- —¿Se nota el anís? ¿Las pueden comer los niños, al tener alcohol?— Sí se nota un sutil sabor a anís, muy agradable en mi opinión. En cuanto al alcohol, no hay problema ninguno puesto que se evapora en la fritura.
- —¿Cuánto tiempo duran una vez hechas?— En climas secos se conservan bien, aunque tienden un poco a revenirse. Si las conservas en una caja metálica con un buen puñado de granos de arroz, que absorben la humedad, te durarán varios días. No estoy tan segura de ello en el caso de climas húmedos, porque no tengo la experiencia. Los gallegos que hacen orellas seguro que lo saben.
- Reducid la ingesta de dulces a algo ocasional, incluso si no sois diabéticos como yo. Aquí os cuento mi relación con el dulce.
Referencias
- Hojuelas manchegas. Las recetas del Marqués de Muchabarba
La chefa recomienda
Más dulces fritos, primigenios o de Semana Santa:
Y platillos manchegos:
Con esta magnífica recetuela de hojuelas de Semana Santa ya podéis decir lo de miel sobre hojuelas con todo el fundamento.
Eugenia dice
Hola Miriam, las hojuelas me recuerdan mi infancia en Suramérica, una vecina y amiga, que solo nos veíamos en los veranos cuando veraneábamos. Ella tenía una abuela española que hacia estas maravillosas tentaciones, también les hacía un turrón de vino para acompañarlas y endulzarlas, entonces nos juntábamos los 9 niños de las 2 casas, a comer estas exquisitas hojuelas, aunque para la Semana Santa todavía faltaba 1 ò 2 meses. Allá es verano durante el invierno del hemisferio norte.
Miriam Garcia dice
Qué preciosa historia, Eugenia, gracias por contarla aquí. Me dejas intrigada con eso del turrón de vino…
Eugenia dice
Parece que el turrón de vino (tinto) es una receta chilena, me acuerdo que tenía un hermoso color púrpura, encontré 2 recetas en Internet: https://www.enmicocinahoy.cl/turron-de-vino-postre-chileno/ las 2. muy parecidas. Quizás te entusiasmas y lo preparas.
Un cariñoso saludo
Miriam Garcia dice
:O gracias! Lo que despista siendo de España es el nombre de turrón, claro, es que no tiene nada que ver con lo que aquí llamamos turrón. Es un merengue de vino, qué curioso. Gracias por la receta!
María dice
Hola Miriam.
Precioso como siempre. ¿Crees que podría hacerse con olbeas comerciales de masa brick? Gracias.
Miriam Garcia dice
Gracias, María :). Pues no sé decirte cómo se comportará la masa brick al freír una oblea sola, no sé si te dará tiempo a enrollarla antes de que se ponga rígida. Es cuestión de probar!
NiEstá dice
¡Pero qué bonitas! Si da pena comérselas 🙂 Pero más bonito si cabe es eso de «fruta de sartén». Ya he comentado alguna vez cómo me gustan los nombres de los postres y otras dulcerías.
A los europeos que no son del sur les extraña mucho que tengamos tanto postre, o no postre, frito. Y que para estos menesteres somos poco de hornear. Pero así es la vida y el pasado que ha influído en cada uno de nosotros ¡qué le vamos a hacer! Yo no recuerdo de mi infancia que mi madre, mis tías o mi abuela hicieran nada dulce al horno para conmemorar fechas señaladas. Roscos de anís, tortas de viento, pestiños.
Cuando uno se poner a hurgar en el pasado de estas cosas, descubre que tienen un aire indudable a cocina judeo-arábiga que es mil veces más rica y sabrosa que la centroeuropea 🙂 Y claro, a estos que me rodean, les parece todo de lo más exótico.
P.D.: He sido comedido hoy en el comentario 😛
Miriam Garcia dice
Sí, son tesoros culinarios que no solo están riquísimos sino que hablan de una historia gastronómica apabullante que para sí quisieran muchos países. Una pena que parezca últimamente que todo lo frito da pereza. Un abrazo y yo no quiero que seas comedido ;).