Esto no os lo esperabais con el calor que hace, ¿no? Toma sorpresita, unas magdalenas de nata suculentas y bestias, con montones de nata, y hechas al horno pero bien caliente… ¿A vosotros nunca os apetece chocolate caliente en verano y helado en invierno? No siempre va a hacer uno lo que se espera de él, hombre. De vez en cuando hay que sacar los pies del tiesto, que hacer siempre lo que toca da ganas de roncar… zzzzzz.
Que tenía yo un excedente de nata y eso. Me suele pasar. Y tenía que encontrar algo en qué usarlo, además de las toneladas de helado casero que me están dejando el congelador lleno de claras de huevo, pardiez. Así que he reinterpretado las magdalenas de nata de mi amiga Pam. Y oye, qué ricas han salido. Aunque yo solo he probado una molécula, que tienen azúcar.
La reinterpretación va de poner menos mantequilla y más nata, por aquello de darle salida. Y de hacer un cruce con la bica blanca, poniendo la nata semimontada después de haber montado los huevos con el azúcar y haber añadido casi todo. ¿Quién dijo que no queda investigación en este país? No me han visto a mí con el delantal en ristre.
Eso sí, que sepáis que para hacer en general recetas de magdalenas hace falta un robot medianamente decente, como una Thermomix, o unas buenas varillas eléctricas. Me pregunto siempre cómo se las apañaban antes para montar claras y huevos, debían tener los brazos como Schwarzenegger (lo he escrito bien, sí).
- 4 huevos medianos
- 250 g de azúcar blanquilla (+ un poco para espolvorear)
- 400 g de harina floja
- 150 g de mantequilla derretida
- 250 g de nata líquida (>35% grasa)
- 2 sobres de gaseosa (es decir, los dos sobres que hay que mezclar) o 3 cucharaditas de levadura química
- Ralladura de un limón o una vaina de vainilla
- Tendremos los huevos a temperatura ambiente. De no ser así, tendremos que montarlos en un baño maría o en Thermomix a 37º. Esponjan más que si están fríos del frigorífico.
- Ponemos los huevos en un bol con el azúcar y montamos hasta que esponjen y blanqueen, por lo menos 15 minutos, con varillas eléctricas, de pie o manuales.
- Mientras tanto derretimos la mantequilla y dejamos enfriar. Pesamos y tamizamos la harina con los sobres de gaseosa o la levadura. Reservamos.
- Cuando estén listos los huevos con el azúcar vamos añadiendo la mantequilla a hilo, poco a poco, sin dejar de batir. Luego la mezcla de harina a cucharadas, también sin parar de batir. Se nos bajará algo el batido, eso sí...
- Una vez incorporada toda la harina, añadimos los aromas, si queremos ponerlos, y mezclamos.
- Montamos la nata, pero no dura del todo, semifluida para que se mezcle mejor, y la mezclamos con la masa de huevos y harina, con movimientos suaves y envolventes.
- Ponemos la masa en una manga pastelera con boquilla redonda grande y repartimos en cápsulas de papel colocadas en moldes de muffins, hasta unos ¾ de altura.
- Dejamos reposar las magdalenas crudas en el frigorífico un mínimo de media hora y un máximo de una hora. Es fundamental para que la química empiece a actuar y suban bien, queden reventonas y con un copete como está mandao.
- Pasado el reposo espolvoreamos la coronilla de las magdalenas con azúcar y metemos los moldes en el horno que habremos precalentado a 240º. En el momento de meter los moldes quitamos el aire (si lo usamos) y ponemos calor solo de solera, a 200-210º. El aire las resecaría demasiado y puede impedir que crezcan todo lo que deben. Cocemos las magdalenas a esa temperatura 10-12 minutos.
- Al cabo de ese tiempo bajamos la temperatura a unos 180º y seguimos cociendo otros 10-15 minutos. En los últimos 5 minutos podemos poner la convección, porque seca la superficie y eso ayuda a que no se hundan.
- Cuando estén listas las magdalenas de nata (pinchamos una con una brocheta) las sacamos a enfriar sobre rejilla.
El experimento obtuvo el visto bueno de mi hijo pequeño, que es el que más paladar tiene de los tres especímenes que me acompañan. El heredero mayor tiene el paladar de amianto, habiendo sido capaz de comerse jamón de York casi mohoso y bizcocho resueltamente mohoso sin descomponer la figura ni un poquito (y sin que su salud se resintiera, yo seguro que hubiera echado hasta la primera papilla). Luego se pone especialito con otras cosas… Y el espécimen adulto no se sabe si es que se le olvida ponerse el paladar por las mañanas.
Consejos para unas buenas magdalenas
- Leer bien la receta antes de hacerla y seguirla al pie de la letra.
- Encuentro imprescindible disponer de un termómetro de horno fiable, para estar seguro de estar funcionando a las temperaturas indicadas en todo momento y para conocer su evolución en nuestro horno.
- Mi experiencia es que hay que dar un golpe de horno fuerte al principio, para que las magdalenas suban deprisa y den el reventón que forma el copete. Por eso es aconsejable calentar el horno previamente a una temperatura superior a la que se va a usar una vez que se meten las magdalenas.
- Por ello, conviene conocer bien tu horno. Unos hornos guardan el calor mejor que otros. Durante los primeros 10 minutos la temperatura debe ir bajando desde la temperatura alta a la que hemos precalentado, en mi caso 240°. Si el horno guarda bien el calor es posible que en esos 10 minutos no se alcancen los 190-180° que serían los ideales y que son los normales para hacer un bizcocho, por ejemplo. Por eso puede ocurrir que cuando las magdalenas hayan subido del todo y tengan que dorarse el horno esté demasiado caliente aún (por eso las magdalenas de la foto están un pelín tostadas).
- Por el contrario, si el horno guarda poco el calor probablemente habrá que mantener esa temperatura alta de 240° por lo menos 5 minutos una vez metidos los moldes. En resumen, que no queda más remedio que practicar.
- Siempre conviene dejar reposar la masa un rato en el frigorífico, media hora como mínimo (Xavier Barriga recomienda una hora mínimo en su receta de magdalenas de limón), porque así el impulsor empieza a actuar y la diferencia puede ser notable respecto a meter la masa en el horno inmediatamente después de prepararla. También hay quien dice que el contraste de la masa fría con el calor del horno hace que la subida sea más violenta y llamativa.
Estas magdalenas de nata son algo más densas de lo habitual por lo que piden a gritos que las mojen en algo (¡mójame, gaznápiro! Qué carácter que tienen…). Tiran un poco a mojicón, pero están requetebuenas. Y ya sabéis, llevan nata, así que si disponéis de nata buena, como a mí me gusta… a por ellas.
(La balanza es de la tienda María Lunarillos.)
Jessica dice
¡QUÉ PINTA TIENEN! Enhorabuena por tu blog, lo acabo de encontrar por casualidad y he de decir que estoy ENAMORADA.
Como cocinera novel y un tanto torpe todavía, me dan unas ganas de ponerme a los fogones ya mismo.
Miriam Garcia dice
Qué bien, bienvenida! Pues nada, ponte manos a la obra, cuanto antes mejor ;).
Marcia dice
Mirian gracias por tus recetas ,siempre las copio, tus explcaciones son muy buenas ,bendiciones
Miriam Garcia dice
Muchas gracias, Marcia.
Maribel dice
Tienen una pinta estupenda!!. Mira que he hecho magdalenas y muffins raros para casa y para el blog, pero de nata, nunca. Me lo apunto en imprescindibles!!.
Abrazos.-
Pain a la tomate dice
Hola, paseando por la red acabo de ver tus magdalenas que me parecen preciosas así como todo tu blog.
Enhorabuena y no me voy muy lejos.
Un abrazo
Miriam Garcia dice
Muchas gracias, bienvenida!
Ajonjoli dice
Pues yo también estoy en plan rebelde y encendiendo el horno a diario, ayer focaccia de tomates (para ir gastando el excendente) y hoy bizcocho de remolacha (para ir gastando el excedente tambien, esto es lo que tiene tener huerta….). Eso sí, aquí no superamos los 24º, así que tiene truco 🙂
Las magdalenas piden a gritos un colacao y una merendola. Oye, ¿y eso del azúcar? ¿te lo prohibieron?
Miriam Garcia dice
Hombre, es que con 24º se puede estar!! Menuda diferencia, aquí 30º en mi cocina… Lo del azúcar es que soy prediabética desde enero, así que toca quitarse el azúcar del todo… mientras sea solo eso vamos bien. Besos.
Calohe dice
Pues como que no pensaba en magdalenas ahora, y eso que en mi casa las sigo haciendo todo el año para los desayunos…
Pero me las apunto ya para hacerlas cuanto antes porque toda la bollería con nata me rechifla…
Besotes y feliz finde!
Esther dice
Hace mucho que te sigo y cocino las recetas que expones y es ahora cuando me decido a hacer un comentario. Ostras, es que me troncho con tus relatos. Será por que a mí también me han tocado especímenes curiosos (en mi caso, chicas) que apenas comen dulce. Mejor para ellas y su figura, pero es que a mí me encanta cocinar, sobre todo lo dulce.
Por cierto, me gusta que hayas optado por incorporar imágenes, siempre ayudan.
¡ Hasta la próxima !
Miriam Garcia dice
Pues me alegro mucho de que te hayas animado a comentar, gracias por la visita!!
Karen dice
Con tu receta he conseguido, al fin, unas magdalenas como dios manda: altas, esponjosas y buenas. Había preparado otras pero no salía el resultado que yo quería y eso que seguía la receta al pie de la letra. ¡Éstas sí! Gracias, Saludos
Miriam Garcia dice
Qué bien, cuánto me alegro! Es que la cosa tiene su intríngulis, sí…
Helena / Rico sin Azúcar dice
Jajaja, me he reído mucho con esos tres especímenes tuyos 😀
Estoy impresionada con ese copete (tan sexy, diría yo, si no fuera porque hablamos de comida y seguro que es delito o pecado), así es que tomo muy buena nota de todos los consejos que das (como mi memoria es más efervescente cada día que pasa, voy a pinear la receta, con tu permiso)
Muchas gracias y buen lunes fiestero!
B++
Miriam Garcia dice
Claro, delito, pecado y blasfemia, por eso es fantástica XD. Es lo que tiene surfear tanto por la Internete, que nos dispersamos XD
Claudia dice
Buenísima su idea, el concepto del trabajo, me encanta
Miriam Garcia dice
Muchas gracias ;).
Ana Castillo dice
Jajajaja, lo de los especímenes me ha hecho gracia. Yo tengo todo lo contrario a ti, mi hija y mi marido son dos golosos totales, con un paladar que ni te cuento, jejeje.
Y estas magdalenas deben estar de pecado mortal, vaya pinta!
Miriam Garcia dice
Pues hija, qué envidia!
Alicia Delgado dice
Muchas gracias por la receta. Acabo de hacerla y me han salido estupendas: un gran éxito de crítica y público.
Miriam Garcia dice
Vaya, cuánto me alegro! Enhorabuena 😉 y gracias por venir a contármelo.
Antonella dice
Cara Miriam, de nuevo muchas gracias, me quedaron riquísimas… he describido la receta en mi blog en alemán https://zimtvanillig.wordpress.com – naturalmente con link a tu sitio y agradecimiento! muchos saludos, antonella (también tonispastries@blogspot.com)
Miriam Garcia dice
Vaya, Antonella, qué honor! Ya puedo decir que me han traducido al alemán XD. Me encanta que las hayas hecho y te hayan gustado, y gracias por enlazarme. Un abrazo.
zah dice
Hola!!
Tengo un surplus de nata en la nevera asi qu me aventuro a hacer esta receta…pregunta: Tú crees que quedarían bien con un poco de manzana en la masa?
Muchas gracias!
Z
Miriam Garcia dice
Sí, por qué no? Lo que pasa es que desequilibrará un poco la receta, no sé si crecerán tanto…
zah dice
Me lancé a la piscina y les puse unas láminas finitas en el medio (masa/lámina /masa) están en el horno y de momento tienen buena pinta!!
Gracias por la receta como siempre, 🙂
Miriam Garcia dice
Jeje, viva el atrevimiento! Pues mira, otra variación para quien le guste, gracias por contármelo ;).
Pamela dice
Que ricas y lindas se ven!
Miriam Garcia dice
Gracias 🙂
Catuxa dice
Hola, Hice esta receta y salieron riquísimas!
Se podría hacer también en bizcocho? Tendría que cambiar algo en la receta?
Muchas gracias!
Miriam Garcia dice
Hola, me alegro :). Para hacer la receta como un bizcocho haz toda la cocción a 180 ºC durante unos 30 minutos.
Marta dice
De otro planeta Miriam. Son pasteles! Pero dónde está la sal?!?!!!
Me parece que no está redondo el sabor si ella.
Gracias, tengo que probar ese kepchup de ciruela.