Cuando los vi en la frutería tan redondillos, tan naranjas, tan rebonicos… no pude dejarlos allí, huérfanos, snif. Me miraban con esos ojillos de calabacín redondo y qué queréis, tuve que buscar algo que hacer con ellos. No fue difícil, la inspiración me vino de uno de mis libros favoritos, el Cocina en casa con Martín Berasategui, tan bueno y práctico, por lo menos, como el 1080 Recetas de Cocina (Berasategui te quiero, Berasategui te adoro, como a la salsa del pomodoro). Así que me dije que rellenarlos de bacalao al ajoarriero era una buena idea. Que el bacalao al ajoarriero es una cosa fetén donde las haya, con su cebollita, su pimiento choricero, su bacalao y su canesú.
El bacalao al ajoarriero es un denso guisillo clásico que se prepara en el norte de España y que, como todo lo clásico, tiene multitud de variantes, aunque lo suyo es que lleve ajos (claro, como su nombre indica), pimientos, tomate, bacalao y frecuentemente patatas. El ajoarriero manchego o atascaburras, por el contrario, es una especie de pasta densa hecha fundamentalmente con patata, bacalao y ajo. Este ajoarriero de Berasategui no lleva pimientos, aunque sí choriceros, y tampoco patata. Por eso añadirle la carne del calabacín le va que como pedrada a ojo de boticario.
- 2 calabacines redondos (1)
- 2 cebolletas o 1 cebolla
- 4 dientes de ajo
- 8 cucharadas de aceite de oliva virgen
- 300 g de bacalao salado
- 5 cucharaditas de carne de pimiento choricero
- 7 cucharadas de buena salsa de tomate casera
- 1 cayenita
- Sal, si fuera necesario
- Desalamos el bacalao, dejándolo por lo menos una noche en remojo, según indique el paquete.
- Abrimos los calabacines y vaciamos la pulpa con cuidadito y una cuchara. La troceamos y reservamos.
- Cuando el bacalao esté desalado ponemos el aceite en una sartén y sofreímos la cebolla o cebolleta bien picadita. A media cocción incorporamos los ajos también bien picaditos. Freímos hasta que la cebolla esté bien transparente.
- Añadimos entonces todos los demás ingredientes, incluida la carne del calabacín, y dejamos cocer a fuego lento hasta que el líquido se haya reducido casi del todo, el tiempo que haga falta. Cuando el bacalao vaya estando tierno lo partimos en trozos con el canto de la espumadera (cómo me gusta decir esto...) para que quede pequeñito.
- Probamos de sal, que la cosa dependerá de lo salado que se nos hubiera quedado el bacalao. Dejamos enfriar un poco el mejunje.
- Rellenamos los calabacines con el ajoarriero y los metemos en el horno caliente a 175ºC de 15 a 20 minutos, lo justo para que se hagan un poco los calabacines y se pueda comer todo junto.
Si no queréis rellenar nada con el ajoarriero os lo untáis en un buen pan tostado, que también queda impresionantemente rico. Los condenados calabacines eran más bien calabazas (creo que algún frutero que yo me sé va a recibir una colleja), por lo que apenas tenían carne y «enriquecí» el mejunje con un calabacín de los de toda la vida.
En resumen, que esta es una muy buena opción para el relleno de verduras, más allá del clásico relleno de carne picada. Y está de muerte, tú.
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Lacuinera dice
Que si me a gustado?? Me a encantado!!!
Que monos esos calabacines!! Y las fotos fantásticas,como siempre!!
Yo también adoro Berasategui! Jejeje
Un besazo guapi!
Amiloquemegustaescocinar dice
jejeje, es siempre una experiencia extrasensorial leerte, ver tus recetas y tus fotos.
Olé! 🙂
Miriam Garcia dice
Huy, no sé si eso de extrasensorial es bueno o malo XD
Raquel dice
Una muerte lenta y gustosita, ayyy madre quien no querría morir así. Que delicioso relleno!!!! Me ha encantado la receta y esas fotos, un bodegón de los sugerente. Besos guapa
Marga dice
Con lo adicta que soy a los calabacines y mi novio al bacalao… receta perfecta para los dos!