No me puede gustar más el nombre de patatas a la importancia… hay todo un estudio sociológico detrás de este nombre, por lo que dice, por lo que sugiere y por el sarcasmo que encierra. Dar importancia a unas patatas, aportando relevancia a este ingrediente barato y humilde.
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Índice
Las patatas a la importancia y su devenir
- Como contaba yo en El Comidista, y me autocito, ejem:
Cuentan que las patatas a la importancia fueron bautizadas con este divertido nombre por la señora Emilia Pardo Bazán, aunque no hay constancia de ello en sus libros La cocina española antigua (1913) y La cocina española moderna (1918), según reseñan en Gastroactitud sin consignar la fuente. Me da igual, cualquier excusa es buena para mencionar a doña Emilia: «Hay platos de nuestra cocina nacional que no son menos curiosos ni menos históricos que una medalla, un arma o un sepulcro». Doña Emilia. Doña Emilia. Doña Emilia.
Sin embargo, hay otras voces que atribuyen el nacimiento de este plato a la posguerra de la Guerra Civil y que lo sitúan en Castilla y León, concretamente en Palencia.
- Dicen las malas lenguas que esta receta surgió en Palencia en la posguerra, cuando había que ingeniárselas para dar empaque a ingredientes escasos, sencillos y poco variados, y contribuir a que llenasen más.
- Hoy día, es una fórmula sin duda popular en toda la meseta norte.
- Pepe Iglesias, periodista gastronómico recientemente fallecido, dice en su curiosa web Enciclopedia de Gastronomía:
Uno de los nombres más simpáticos del recetario español, es este sarcástico “Patatas a la importancia”, unas penosas rodajas de patata, cocidas en un miserable caldo de cebolla y ajo, que de no ser por ir previamente rebozadas, no pasarían del vulgar nombre de viudas.
En mi casa nunca se hicieron, quizás porque mi pobre madre tuviese que comer muchas durante las hambrunas de la posguerra, o sencillamente porque son un verdadero latazo de preparar, mientras que un guiso de patatas con carne o con chorizo, alimenta más, es más sano, y en cinco minutos preparas un caldero para veinte braceros.
- Pero ya sabemos que este hombre no escribía, sentenciaba. No estoy de acuerdo con él, las patatas a la importancia son muestra de cómo hacer, con ingenio, un plato muy rico por un precio ínfimo.
- No he sido capaz de rastrear en qué fecha aparecen las patatas a la importancia por primera vez en forma de receta escrita, pero eso es solo culpa mía por no ser experta en buscar. Que en algún libro o revista estarán, seguro.
- En uno de los recetarios señeros de la posguerra, el Manual de Cocina de Ana María Herrera (el famoso de la Sección Femenina), no aparecen. Tampoco en Nuestra Cocina de José Sarrau, dueño de una academia de cocina en Madrid, libro editado en 1949.
- Sí que las he encontrado, pero con el nombre de patatas guisadas y rebozadas, en el recetario La cocina práctica de Mayte. Mayte del Carmen Aguado era una hostelera que fundó en 1967 un restaurante famosísimo en el tardofranquismo, Mayte Commodore, en la madrileña plaza de República Argentina, sitio de reunión de políticos nacionales e internacionales. Justo se ha reabierto el local, remozado de arriba abajo, este año 2021 a cargo de un grupo empresarial que mantiene el nombre de Commodore, pero que no tiene que ver con los herederos de Mayte. La fórmula de patatas a la importancia de Mayte, que era de origen cántabro, es la siguiente:
Se pelan las patatas, se cortan en rodajas de 1 cm. Se pasan por harina y huevo y se fríen, dorándolas por ambos lados. Se ponen en una cacerola, echándoles agua hasta cubrirlas.
Aparte, en el mortero, se machacan los ajos y el perejil y se le echan a las patatas. Se sazonan con sal y se deja que cuezan lentamente, para que no queden demasiado caldosas.
- Pues ahí las tenéis. Cuenta mi madre, que me regaló el susodicho recetario, que su madre las preparaba con frecuencia y le quedaban muy ricas.
La receta de las patatas a la importancia
- La fórmula es sencilla: patatas en rodajas gordas, rebozadas y fritas, y seguidamente guisadas en un caldillo de cebolla, ajo, perejil, sal y agua, en su versión más humilde, o con aportaciones un pelín más lujosas, como el vino y el azafrán, que dudo de que mucha gente lo tuviera a mano en la posguerra.
- Dice Jorge Hernández, Koketo, con gran acierto:
Es una receta que se aprende en casi todas las escuelas de hostelería, pues combina las técnicas de rebozado, fritura y cocción, perfectas para iniciarse en el mundo de la cocina profesional sin tener que destrozar piezas caras; así que para practicar es una buena opción, manos a la obra.
- Vamos allá.
Vídeo: cómo se hacen las patatas a la importancia
En menos de 2 minutejos:
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Si eres un amante o amanta de las patatas, como es casi cualquier persona con sentido común, tengo unos cuantos platillos muy tradicionales, que nunca fallan, como las patatas a la riojana, las patatas bravas al estilo madrileño (sin tomate en la salsa), las patatas alioli (sí, se escribe así en castellano) y las muy contundentes patatas revolconas.
Y en cuestión de platos sencillísimos y humildes con pocos ingredientes que consiguen un sabor maravilloso, os recomiendo la tradicional sopa de ajo y la deliciosa sopa de tomillo o farigola catalana.
Antes de ponerte manos a la obra:
- lee la receta completa o mira el vídeo,
- asegúrate de que tienes todo lo que necesitas y
- entiende el proceso.
Dificultad: poca, la de dejar tiernas las patatas y sazonarlas con gracia.
- 1 kg de patatas
- 2-3 huevos
- Harina corriente para rebozar
- 1 cebolla mediana
- 3 dientes de ajo
- Perejil
- 300 ml de vino blanco
- Agua o caldo, el que se necesite
- Aceite de oliva virgen para freir
- Sal y pimienta
- Pela las patatas. Corta en rodajas de 1 cm y salpimenta.
- Pon a calentar aceite de oliva en una cazuela baja o sartén amplia.
- Pasa las rodajas de patata por harina primero y luego por huevo, y fríelas en el aceite, por tandas de una sola capa, hasta que se doren y se ablanden por dentro. Reserva.
- Cubre el fondo de una cazuela, en la que quepan las patatas, con algo de aceite y pocha la cebolla picadita. Cuando esté transparente, añade el ajo majado o picado finamente.
- Antes de que el ajo se tueste, agrega el vino y reduce a fuego bajo 5 minutos.
- Pasa las patatas fritas a la cazuela y añade el agua necesaria para cubrirlas, sala con generosidad y cuece 20-30 minutos a fuego bajo.
- Si te atreves, a mitad de cocción intenta poner las patatas del fondo encima, cambiar las de arriba por las de abajo, porque tienden a flotar en el caldo y a las que están encima les cuesta un poco más cocerse bien que a las del fondo.
- Al cabo de ese tiempo, comprueba el punto de cocción de las patatas, que deben estar tiernas, así como la sazón del caldo. Rectifica si fuera necesario, dales un último hervor y sirve con perejil abundante.
Dudas y consejos sobre las patatas a la importancia
- —¿Me recomiendas algún tipo de patata concreto para este guiso?— No soy ninguna experta en patatas; hay quien para guisos prefiere patatas harinosas, de las que sueltan mucho almidón que espesa los caldos, pero no sé hasta qué punto importa en este caso, en que la patata está rebozada y seguro que eso estorba dicho engorde. También tengamos en cuenta el origen de la receta, que suponemos que valdría para todo tipo de patata, siempre que la hubiera. No estaba la cosa para ponerse muy finolis.
- —¿Podemos ilustrar este plato con otros añadidos?— Claro, hoy día muchos lo hacen, con algún embutidillo, con setas… lo que os apetezca. Pero tened en cuenta que estaréis haciendo una versión no de posguerra, sino más bien posmoderna…
- Mmmmm, no tendréis muchas más dudas sobre estas patatas, ¿no? Son lo más fácil de hacer del mundo mundial y quien necesite ver cómo se hacen tiene el vídeo, repámpanos. Si es que os tengo muy consentidos.
Referencias
- Patatas a la importancia. Miriam García. El Comidista
- Patatas a la importancia. Koketo. Diario de Jaraíz
Las patatas a la importancia son justo lo que necesitas un mediodía de otoño o invierno para reconfortarte el corazón y el gañote. Y no te olvides de hacer una larga sobremesa…
Rosy dice
Hola Míriam,
Qué recuerdos con esta receta… estuve 14 años en León y allí es una receta muy habitual. Nosotros les añadíamos unos guisantes, huevos cocidos y trozos de espárragos blancos, para hacerlo plato único. Es delicioso! Las patatas pasan a otra dimensión. Gracias!!
Miriam Garcia dice
Un placer :).
Luisa dice
Muy apetitosas estas patatas con su huevo, la comida más rica del mundo mundial, para mí. Es curioso lo del origen, que se menciona en concreto Palencia. Yo aprendí a hacerlas de una compañera de piso que era de Aguilar de Campóo, a ella le gustaban mucho y nos las hacía algunas veces. Yo las he hecho pocas, me da pereza tanto rebozar y las patatas fritas simplemente ya son un gustazo. Claro que está compañera mía era de una familia de 12 hermanos y seguro que les solucionaba más las patatas a la importancia que las fritas, por aquello de la salsita y untar…En fin, que un día me remango y las hago. Por cierto…¿ qué tal quedaría la receta con boniatos, o combinando patatas y boniatos?
Miriam Garcia dice
La verdad es que son laboriosas, no me quiero imaginar lo que sería hacerlas para 12 niños! Pues no sé decirte lo de los boniatos… el gusto es bastante distinto, es cuestión de probar ;).
NiEstá dice
Fíjate tú que nunca las he comido. Será que pasé del sur del sur de Europa al centro del centro de Europa, sin parada intermedia. Creo que oí hablar de ellas por primera vez en Canal Cocina, en sus primeros tiempos cuando aún existía Vía Digital (es que se nos notan los años) y los conocidos se mofaban de mí porque era el canal que más veía. Y la verdad es que me sedujo la receta, pero nunca la he hecho, ni nadie la ha hecho para mí. Será que por el sur tenemos otras versiones económicas de las patatas: las papas aliñás y las papas a lo pobre. No sé si esta última es originaria del sur, pero yo las conocí cuando me trasladé a Almería, y una amiga las hizo. Así conocí a MiEx, la amiga era común 🙂
Estoy de acuerdo con Pepe Iglesias: un guiso de patatas con lo que sea te soluciona la comida de una familia numerosa (como la mía) y tiene menos trabajo. ¡Ay, esas papas con alcauciles! ¡O con chocos! Pero ya deja de ser barato 🙂
Miriam Garcia dice
Yo también las comí por primera vez hace unos años, pero parece que mis abuelas sí las hacían, aunque desde luego a mi madre no se las recuerdo. Es verdad que un buen guiso de patatas con algo que les dé sustancia es una cosa maravillosa! Un abrazo 🙂