Parece mentira que no tuviera en el blog la receta de las rosquillas tontas de San Isidro, siendo gata de pura cepa, como hay pocos en los Madriles. Qué poca afición, la mía.
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San Isidro y tal y cual
San Isidro es el patrono de la ciudad de Madrid, cuya fiesta se celebra el 15 de mayo. En el libro La cocina típica de Madrid, de Manuel Martínez Llopis y Simone Ortega, nos cuentan sobre la fiesta madrileña:
En esta fecha, desde las primeras horas de la mañana se descolgaba hacia la ermita medio Madrid, para beber el agua milagrosa y divertirse en el jolgorio romero. En las cercanías del templo se montaban numerosos tenderetes, donde se vendían las mercancías más dispares; en algunos se ofrecían, ya de cara al verano, los imprescindibles botijos, en unos los colorados de Alcorcón, en otros los más afamados de Ocaña, de color amarillo; en otros puestos se mostraban montones de almendras y avellanas tostadas, los populares torraos, caramelos, manzanitas acarameladas, orejones, higos secos. Los buhoneros pregonaban los típicos pitos del Santo, de cristal y adornados con flores de papel […].
Pero lo más tradicional de la romería eran sin duda las rosquillas del Santo, fundamentalmente las llamadas de Fuenlabrada o de la Tía Javiera, ensartadas en un bramante, mítico personaje, al parecer, oriunda de Villarejo de Salvanés, cuyas supuestas rosquillas eran tan abundantes en todos los tenderetes, cuyos dueños presumían de su vinculación familiar a la famosa rosquillera, que rezaba una letrilla popular:Pronto no habrá, ¡cachipé!
en Madrid duque ni hortera
que con la tía Javiera
emparentado no esté.
¿A qué viene incluir esta perorata? A que utilizan unas cuantas palabras preciosísimas que ya no se oyen, como bramante, buhonero, jolgorio. Amor palabril.
Las rosquillas tontas y su devenir
- Es típico consumir toda una variedad de rosquillas en los días aledaños a la fiesta de San Isidro, que son las siguientes:
- tontas, llamadas así por ser las más sencillas, pobres;
- listas, cubiertas con yema y limón;
- de Santa Clara, adornadas con merengue seco, y
- francesas, espolvoreadas de almendra picadita.
- Cuentan en ABC Madrid:
No se sabe a ciencia cierta cuándo empezaron a venderse estos típicos dulces madrileños. Sin embargo, sí conocemos quién les dio fama: la Tía Javiera. El personaje en cuestión, una vecina de Villarejo de Salvanés, hizo famosas a finales del siglo XIX las que hoy denominamos como de «Santa Clara». Las de yema y limón eran entonces las de «Fuenlabrada» –hoy, las «listas»–. Javiera acudía cada fiesta de San Isidro a su puesto de la Pradera. «No vestía de lugareña, como las de otros puestos similares. Vestía a lo señora de pueblo y llevaba al cuello un collar de aljófar de muchas vueltas», relata en un artículo el dramaturgo Jacinto Benavente en ABC, en 1950.
Que Benavente, premio Nobel, pasó sus últimos años en su casa del pueblo donde vivo, Galapagar. Ya sois más felices, sabiendo esto.
La receta de las rosquillas tontas
- Según algunas fuentes, la receta base de todas las rosquillas de San Isidro era en origen la misma, y se diferenciaban por la cobertura.
- Sin embargo, Martínez Llopis y Simone Ortega dan fórmulas distintas para cada tipo de rosquilla en su libro.
- Estas recetas de sencilla masa aromatizada con anises no se fríen, sino que se cuecen en el horno.
- Hay fórmulas variadas, con más y menos anís, con más y menos azúcar, con más y menos aceite, pero todas llevan básicamente los mismos ingredientes:
- harina floja,
- huevos,
- azúcar,
- aceite,
- aroma de anís, bien con anís en grano, bien con licor anisado.
- He usado la fórmula de la tradicionalísima pastelería madrileña Horno de San Onofre.
- Aunque los profesionales no digan nada, las rosquillas tontas que se venden en las pastelerías tienen un nivel de reventonismo que no veo en ninguna versión casera:
- quedan infladitas hasta el punto de cerrar el hueco central, con una superficie muy tostada y craquelada.
- Asumo que un horno profesional produce una subida súbita y un resecado de la superficie que no se puede conseguir en casa, porque yo no lo consigo ni poniendo mi horno a 230º.
- Eso no quita para que las rosquillas suban y estén muy buenas, con su saborcillo a anís…
Vídeo: cómo se hacen las rosquillas tontas
En poco más de 2 minutejos:
Antes de ponerte manos a la obra:
- lee la receta completa o mira el vídeo,
- asegúrate de que tienes todo lo que necesitas y
- entiende el proceso.
Dificultad: poca, disponer de una batidora o robot decente para batir los ingredientes tanto rato y lo laborioso de formar las rosquillas.
- 550-600 g harina corriente
- 15 g impulsor químico
- 250 g huevos a tª ambiente (unos 5 huevos M)
- 120 g azúcar
- 6 g de anís en grano
- 50 g aceite de oliva suave
- 25 g licor de anís
- 10 g sal
- 1 huevo batido, yema o clara para pintar
- Pon el horno a calentar a 230 º para que esté preparado cuando acabes de formar las rosquillas.
- Tamiza la harina con el impulsor en un colador. Añade la sal y reserva.
- Pon en un bol los huevos, el aceite de oliva, el licor, el azúcar y la sal. Bate a velocidad media durante 10 minutos con un robot con pala o batidora de varillas para que esponje y blanquee.
- Agrega entonces la harina con el impulsor y los anises, y mezcla hasta obtener una masa homogénea.
- La masa debe ser blandita, pero apenas debe pegarse a los dedos.
- Forra una o varias bandejas de horno con papel de horno.
- Toma porciones de 35 g (del tamaño de una nuez) y forma las rosquillas a mano, que queden finitas (mira el vídeo) porque crecen mucho en el horno.
- Ve poniéndolas en la bandeja y pinta cada rosquilla con huevo batido o yema o clara.
- Cuece cada tanda de rosquillas 10-12 minutos en la solera del horno con aire (si no tienes aire, sube la temperatura a 250º o lo más que puedas), hasta que estén bien doraditas.
- Sácalas a enfriar sobre rejilla antes de hincarles el diente.
Dudas y consejos sobre las rosquillas tontas de Madrid
- —Parecen muy grandes las rosquillas, ¿las puedo hacer más pequeñas?— Claro, las tradicionales son así, grandotas, pero hazlas como quieras.
- —¿Es imprescindible que queden tan cerradas? En lugar de agujerito tienen lo más parecido a un esfínter que he visto nunca…— Lo has dicho tú, no yo, ejem. Con frecuencia las rosquillas de las pastelerías están cerradas del todo, pero no es obligatorio. No creo que se te vaya a aparecer la tía Javiera por las noches.
- —¿De verdad hay que poner el horno a tanta temperatura?— Puedes ponerlo más bajo, pero las rosquillas crecen menos.
- Aunque no tengas problemas de azúcar como yo, limita los dulces a ocasiones especiales y esporádicas. Aquí te cuento mi relación con el dulce.
Referencias
- Rosquillas tontas. Horno San Onofre
- La Tía Javiera, la vecina de Villarejo de Salvanés que hizo famosas las rosquillas del santo. Adrián Delgado. ABC Madrid 2016
- Rosquillas tontas y listas. Wikipedia
- Así se elaboran los 4 tipos de rosquillas de San Isidro. Cope.es
- La cocina típica de Madrid. Simone Ortega, Manuel Martínez Llopis
La chefa recomienda
Más dulces tradicionales:
Las pobres rosquillas tontas de San Isidro no tienen la culpa de ser sencillotas e incluso feotas; guardan el secreto de que están buenísimas o será que a mí me pirra el saborcillo a anís…
Silvia dice
Miriam, me parto con lo del esfínter y tía Javiera. La receta más que risa quita el hipo.
Gracias como siempre por compartir tu saber
Miriam Garcia dice
Un placer ;).
NiEsta dice
Es que el anís, ya sea en semillas o licor, siempre alegra a un santo 😛
No sabía yo que por el día de mi santo había tanta tradición culinaria en la ciudad y corte, y alrededores. Aunque a mi el nombre me venga impuesto por las casualidades de la madre naturaleza, ya que el nombre decidido para mí era otro bien distinto, no tenía yo conocimiento de esos estupendos por básicos manjares con los que los madrileños cogían fuerzas para seguir con el jolgorio. Esta palabra aún se usa por el sur; se nota que vas poco 😛
Yo también soy un amante de las palabras. Me encanta una receta bien redactada. Es que la educación en un colegio de franciscanos no se quita así como así. En estos tiempos de inmediatez y prisas y plazos para publicar, me parece que los textos son planos, poco elaborados. Los objetos, los procesos, casi todo tiene un nombre. Si lo tienen, vamos a usarlos.
Las recetas tradicionales de ferias y fiestas las deberías publicar con tiempo suficiente para que los aludidos tengamos tiempo de hacer alguna prueba. El viernes tuve una pequeña reunión en casa para celebrar mi santo-cumpleaños, y estas rosquillas me habrían venido genial. Me apañé con leche frita, algo complicado de explicar a una coreana, un holandés y menos complicado a un italiano 😛
P.D.: sí, nos saltamos un poco las reglas del semi-confinamiento.
Miriam Garcia dice
Ostras, es verdad, no había caído! Aunque mucha gente no celebra el santo, tener ambas cosas el mismo día tiene sus ventajas. Pues felicidades :)).
Sí, hombre, lo de las rosquillas es muy tradicional en Madrid. Y estoy de acuerdo contigo en lo de los textos planos, la variedad léxica a la que obliga la inmediatez cada vez es menor… sobre todo si la base que tenías ya era escasita.
Un abrazo
Jose Antonio dice
Pone la receta 550 grs de harina a 600 grs cuál es el exacto que hsy que poner? Calor arriba y abajo
Miriam Garcia dice
Empiezas por 550 g y añades más si te hace falta para ajustar la consistencia. Cuando no se indica nada el calor es siempre arriba y abajo.